10.7.07

Historia (Julio Cortázar)


Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa de luz en en dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El cronopio se vio ahogado de repente y de sus entrañas comenzó a gesticular una abominble bola espesa que le recorría el cuerpo erizando encrispados nervios que le devolvían en el recorrido del esófago y de la base de la garganta la señal que abriría alguna puerta más.