23.8.07

Una posibilidad...

La cosa sería más o menos así: un estudiante de la carrera de Filosofía.
Sale de una clase de Metafísica II.
No es circunspecto, por lo que no mira a su alrededor.
Unos extraños que no se hacen notar se le acercan e igualan su paso lento hasta parecer una compañía convencional.
Son de la Iglesia. Se sabe por el incienso... se huele, más que se sabe.
Se ampararán en la causalidad eficiente de la técnica para confiar en la actitud de un éter para con el adormecimiento. La palanca de la tijera. La física de sus presupuestos.
Guardianes dogmáticos.
Son bípedos, por lo que creen en un neoevolucionismo vinculado a la movilidad mediante equilibrios poco estables. (Dos pies no son lo mismo que cuatro, salta a la vista).
Un poco de creencia en la Mecánica, en la Presión, en la Velocidad: todo esto para poder utilizar un automóvil con el cual se lo llevan a un lugar que no conocerá.
Oscuridad en el viaje.
No hay propuestas en castellano, por lo que no accede a ellas. (No confundir nacionalismo con un capricho xenofóbico que lo trasciende).
Disfunción de un lenguaje críptico.
Esperanto eclesiástico interno: sodomita de Freuds que no muestra su eidos.
Vano refinamiento en la tortura.
Muerte del estudiante en cuestión.
Una trascendencia en la arquitectura de las posibilidades...

2 comentarios:

Petra von Feuer dijo...

"Ellos" se amparan en causalidades eficientes, creen, vuelven a creer en entes enunciados con mayúsculas capitales (hola, Macedonio). Son, por ende y como esta expresado, guardianes del dogma.
Y el estudiante, embebido en Heidegger, sólo alinea su horizonte con las coordenadas de la posibilidad. No los entiende. No lo entienden. Y sólo por eso, quizás muere. ¿Game over? = Fin de las posibilidades como posibilidad.

Serj Alexander Iturbe dijo...

Sí, básicamente es eso...