28.5.07

Ulysses (James Joyce) Fragmento 3 (Cap. 5) La Comunión...


El frío olor de la piedra sagrada le llamó. Pisó los gastados escalones, empujó la puerta con resorte y entró suavemente por detrás.

Algo en marcha: alguna ceremonia. Lástima tan vacío. Bonito sitio discreto para tener alguna chica próxima. ¿Quién es mi prójima? Atestado a la hora de música solemne. Aquella mujer en la misa de medianoche. Séptimo cielo. Mujeres arrodilladas en los bancos con escapularios carmesí en el cuello, las cabezas inclinadas. Un grupo de ellas arrodilladas ante la balaustrada del altar. El sacerdote pasaba por delante de ellas, murmurando, sosteniendo la cosa en las manos. Se detenía ante cada una, sacaba una comunión, le sacudía alguna que otra gota (¿están en agua?) y se la ponía limpiamente en la boca. El sombrero y la cabeza se inclinaban. Luego la siguiente: una vieja diminuta. El sacerdote se inclinó para ponérselo en la boca, todo el tiempo murmurando. Latín. La siguiente. Abre la boca y cierra los ojos. ¿Qué? Corpus. Cuerpo. Cadáver. Buena idea el latín. Los deja atontados primero. Asilo para agonizantes. No parece que lo mastiquen: se lo tragan solamente. Idea rara: comer pedacitos de cadáver, por eso lo entienden los caníbales.

(...)

Estaban alrededor de él acá y allá, con las cabezas aún inclinadas en sus escapularios carmesí, esperando a que se les fundiera en el estómago. Algo como esos mazzoth: es esa clase de pan, panes de la presentación sin levadura. Míralas. Ahora apuesto a que las hace sentirse felices. Chupachup. Sí que las hace. Sí, lo llaman el pan de los ángeles. Hay detrás de eso una idea muy grande, una especie de sensación de que el reino de Dios está dentro de uno. Primeras comuniones. Abracadabra a penique el trozo. Luego se sienten todos como una reunión de familia, lo mismo que en el teatro, todos en el mismo embarque. Sí que se sienten. Estoy seguro de que sí. No tan solos. Es nuestra confraternidad. Luego salen como emborrachados. Sueltan presión. La cosa es si uno realmente cree en ello. La curación en Lourdes, aguas de olvido, y la aparición de Knock, estatuas sangrando. Un viejo dormido junto a ese confesionario. De ahí esos ronquidos. Fe ciega. A salvo en brazos del reino futuro. Adormece todo dolor. Despiértense a esta hora el año que viene.

(...)

Suponte que perdiera el alfiler de las. No sabría qué hacer. Calva por detrás. Letras en la espalda. ¿I.N.R.I.? No: I.H.S. Molly me lo dijo una vez que se lo pregunté: Ingratos Hemos Sido. O no: Inocente Ha Sufrido. ¿Y lo otro? Inocente Nos Restituyó Inmortalidad.

(...)

El sacerdote enjuagaba el cáliz: luego se echó adentro los restos limpiamente. Vino. Hace más aristocrático que por ejemplo si bebiera lo que ellos están acostumbrados, cerveza Guinnes o alguna bebida no alcohólica el bitter Wheatley de Dublín o el ginger ale (aromático) de Cantrell y Cochrane. No les da nada de él: vino de presentación: sólo lo otro. Triste consuelo. Piadoso engaño pero con mucha razón: si no no harían más que venir viejos borrachos a cuál peor, a echar un trago. Es extraño toda esta atmósfera del. Muy bien. Perfectamente bien, eso es.

23.5.07

Ulysses (James Joyce) Fragmento 2 ( Cap. 2 -In fine)

-Fíjese en lo que digo, señor Dédalus -dijo-. Inglaterra está en manos de los judíos. En todos los lugares más elevados: en sus finanzas, en su prensa. Y son la señal de la decadencia de una nación. Dondequiera que se reúnen, se comen la fuerza vital del país. Les estoy viendo venir desde hace unos años. Tan cierto como que estamos aquí, los mercachifles judíos ya están en su trabajo de destrucción. La vieja Inglaterra se muere.

Se alejó con pasos rápidos, y sus ojos adquirieron una vida azul al pasar por un ancho rayo de sol. Dio media vuelta y volvió otra vez.

- Se muere -dijo- si es que no se ha muerto ya.

De la ramera el grito, por las calles,
teje el sudario a la vieja Inglaterra.


- Un mercachifle -dijo Stephen- es uno que compra barato y vende caro, judío o gentil, ¿no es verdad?

- Han pecado contra la luz -dijo gravemente el señor Deasy-. Y se les ven las tinieblas en los ojos. Y por eso van errando por la tierra hasta el día de hoy.

(...)

- Los caminos del Creador no son nuestros caminos -dijo el señor Deasy-. Toda la historia se mueve hacia una gran meta, la manifestación de Dios. (ver relación con http://otrasmuertes.blogspot.com/2007/03/propsito-del-suicidio-fragmento-de-los.html)

(...)

El señor Deasy se detuvo, respirando fuerte y tragando el aliento.

- Sólo quería decir -dijo-. Irlanda, dicen, tiene el honor de ser el único país que nunca ha perseguido a los judíos. ¿Lo sabe? No. ¿Y sabe por qué?

Frunció severamente el ceño hacia el aire claro.

- ¿Por qué, señor Deasy? -preguntó Stephen, empezando a sonreir.

-Porque nunca los dejó entrar -dijo el señor Deasy, solemnemente.

Una bola de tos de risa saltó de su garganta, llevando detrás a rastras una traqueteante cadena de flemas. Se volvió deprisa, tosiendo, riendo, agitando en el aire los brazos elevados.

- Nunca los dejó entrar -volvió a gritar a través de su risa, mientras sus pies con botines pateaban la gravilla del sendero-. Por eso.

Sobre sus sabios hombros, a través del ajedrezado de hojas, el sol lanzaba lentejuelas, monedas danzantes.


Ulysses (James Joyce) Fragmento I. (Cap 2 -In principio)


Oigo la ruina de todo el espacio, cristal roto y mampostería derrumbándose, y el tiempo hecho una sola llama lívida y definitiva. ¿Qué nos queda entonces?

Reformulación de frase (Por Exequiel Vergara)

¿Cómo puede ser, pedazo de superfluo enfermo de mierda, que el Ulysses no lo puedas leer bien, tomándote tu tiempo, por menos de 100 pesos? Hay que ser hijo de puta y rata miserable, para despreciar lo que es bueno por el precio de una noche de dos prostitutas de la Cañada... y encima me acabo de enterar que las protagonistas de 'Memorias de una geisha' son en realidad chinas y no japonesas...

21.5.07

Filósofo meditando... (Rembrandt)


Tormenta en el Mar de Galilea (Rembrandt)


(Única obra marina de Rembrandt robada en 1990 del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston. La recompensa por devolverlo es de cinco millones de dólares.)

La Clase de Anatomía (Rembrandt)


Rembrandt (¿Crimen y castigo?)


Aristóteles (Rembrandt)


¿Homer Simpson por Rembrandt?


Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Philosopher Reading)


Cantos de Maldoror (fragmento) Conde de Lautreamont


Plegue al cielo que el lector, enardecido y momentáneamente feroz como lo que lee, halle sin desorientarse su abrupto y salvaje sendero por las desoladoras ciénagas de estas páginas sombrías y llenas de veneno.
(…)
Soñé que había éntrado en el cuerpo de un puerco, que no me era fácil salir, y que enlodaba mis cerdas en los pantanos más fangosos. ¿Era ello como una recompensa? Objeto de mis deseos: ¡no pertenecia más a la humanidad! Así interpretaba yo, experimentando una más que profunda alegría. Sin embargo, rebuscaba activamente qué acto de virtud habia realizado, para merecer de parte de la providencia este insigne favor. Más ¿quién conoce sus necesidades íntimas, o la causa de sus goces pestilenciales? La metamorfosis no parecio jamás a mis ojos, sino como la alta y magnífica repercusión de una felicidad perfecta que esperaba desde hacia largo tiempo. ¡Por fin habia llegado el dia en que yo me convirtiese en un puerco! Ensayaba mis dientes sobre la corteza de los árboles; mi hocico, lo contemplaba con delicia. No quedaba en mí la menor partícula de divinidad: supe elevar mi alma hasta la excesiva altura de esta voluptuosidad inefable.
(...)
Hay horas en la vida en que el hombre de melena piojosa lanza, con los ojos fijos, miradas salvajes a las membranas verdes del espacio, pues le parece oír delante de sí, el irónico huchear de un fantasma. El menea la cabeza y la baja; ha oído la voz de la conciencia. Entonces sale precipitadamente de la casa con la velocidad de un loco, toma la primera dirección que se ofrece a su estupor, y devora las planicies rugosas de la campiña. Pero el fantasma amarillo no lo pierde de vista y lo persigue con similar rapidez. A veces, en noches de tormenta, cuando legiones de pulpos alados, que de lejos parecen cuervos, se ciernen por encima de las nubes, dirigiéndose con firmes bogadas hacia las ciudades de los humanos, con la misión de prevenirles que deben cambiar de conducta, el guijarro de ojo sombrío ve pasar, uno tras otro, dos seres a la claridad de un relámpago, y, enjugando una furtiva lágrima de compasión que se desliza desde su párpado helado, exclama: Por cierto que lo merece; no es más que un acto de justicia.
Después de haber dicho esto, recobra su actitud huraña, y sigue observando, con un temblor nervioso, la caza de un hombre, y los grandes labios de la vagina de sombra, de donde se desprenden incesantemente, como un río, inmensos espermatozoides tenebrosos que toman impulso en el éter lúgubre, escondiendo en el vasto despliegue de sus alas de murciélago, la naturaleza entera, y las legiones de pulpos que se han vuelto taciturnos ante el aspecto de esas fulguraciones sordas e inexpresables.

18.5.07

An die Parzen. (A las parcas) Friedrich Hölderlin.




Nur einen Sommer gönnt, ihr Gewaltigen!
Und einen Herbst zu reifem Gesange mir,
Dass willinger mein Herz, vom süssen
Spiele gesättiget, dann mir sterbe!


Die Seele, der im Leben ihr göttlich Recht
Nicht ward, sie ruht auch drunten im Orkus nicht;
Doch ist mir einst das Heil'ge, das am
Herzen mir liegt, das Gedicht, gerlungen,


Willkommen dann, o Stille der Schattenwelt!
Zufrieden bin ich, wenn auch mein Saitenspiel
Mich nicht hinabgeleitet; Einmal
Lebt'ich, wie Götter, und mehr bedarf'snicht.




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Un verano y un otoño más os pido, Poderosas,
para que pueda madurar mi canto,
y así, saciado con tan dulce juego,
mi corazón se llegue hasta morir.


El alma que aquí abajo fue frustrada
no hallará reposo, ni en el Orco,
pero si logro plasmar lo más querido
y sacro ante todo, la poesía,


entonces sonreiré satisfecho a las feroces
sombras, aunque debiera dejar
en el umbral mi voz. Un solo día
habré vivido como los dioses. Y eso basta.

Der Jüngling an die klugen Ratgeber.(El joven a sus juiciosos consejeros) Friedrich Hölderlin.


Ich sollte ruhn? Ich soll die Liebe zwingen,
Die feurigfroh nach hoher Schöne strebt?
Ich soll mein Schwanenlied am Grabe singen,
Wo ihr so gern lebending uns begräbt?
O schonet mein! Allmächtig fortgezogen,
Muss immerhin des Lebens frische Flut
Mit Ungeduld im engen Bette wogen,
Bis sie im heimatlichen Meere ruht.

Des Weins Gewächs verschmäht die kühlen Tale,
Hesperiens beglückter Garten bringt
Die goldnen Früchte nur im heissen Strahle,
Der, wie ein Pfeil, ins Herz der Erde dringt.
Was sänftiget ihr dann, wenn in den Ketten
Der eh'rnen Zeit die Seele mir entbrennt,
Was nimmt ihr mir, den nur die Kämpfe retten,
Ihr Weichlinge! mein glühend Element?


Das Leben ist zum Tode nicht erkoren,
Zum Schlafe nicht der Gott, der uns entflammt,
Zum Joch ist nicht der Herrliche geboren,
Der Genius, der aus dem Ärther stammt;
Er Kommt herab; er taucht sich, wie zum Bade,
In des Jahrjunderts Strom, und glücklich raubt
Auf eine Zeit den Schwimmer die Najade,
Doch hebt er heitrer bald sein leuchtend Haupt.


Drum lasst die Lust, das Grosse zu verderben,
Und geht und sprecht von eurem Glücke nicht!
Pflanzt keinen Zedernbaum in eure Schreben!
Nimmt keinen Geist in eure Söldnerspflicht!
Versucht es nicht, das Sonnenross zu läbmen,
Lasst immerhin den Sternen ihre Bahn!
Und mir, mir ratet nicht, mich zu bequemen,
Und macht mich nicht den Knechten untertan.


Und könnt ihr ja das Schöne nicht ertragen,
So führt den Kreig mit offner Kraft und Tat!
Sonst ward der Schwärmer doch ans Kreuz geschlagen,
Jetzt mordet ihn der sanfte kluge Rat;
Wie manchen habt ihr herrlich zubereit
Fürs Reich der Not! wie oft auf euern Sand
Den hoffnungsfrohen Steuermann verleitet
Auf kühner Fahrt ins warme Morgenland!


Umsonst! mich hält die dürre Zeit vergebens,
Und mein Jahrhundert ist mir Züchtigung;
Ich sehne mich ins grüne Feld des Lebens
Und in den Himmel der Begeisterung;
Begräbt sie nur, ihr Toten! eure Toten!
Und preist das Menschenwerk und scheltet nur!
Doch reift in mir, so wie mein Herz geboten,
Die schöne, die lebendige Natur.


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¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Que cante
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, mas no obstante el poderoso impulso que lo arrastra
el oleaje surgente de la vida
hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansar en su mar natal.


La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago
que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce?
¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme
mi elemento de fuego, a mí que sólo puedo vivir en elcombate?


La vida no está dedicada a la muerte,
ni al letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éter
no nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa, la náyade
arrastra por un momento al nadador,
que muy pronto se sumerge, su cabeza ceñida de luces.


¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejéis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!


Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado,
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad! ¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embarcarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente!


Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.
Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza.

11.5.07

Publicidad que viene al caso, vaya a saber uno por qué...


Además de ser una boluda que gusta de hacer creer a los demás que sabe algo de heavy metal y música en general, también soy una boluda que a) cree que puede escribir bien y b) cree que saca fotos decentes. Llevada por esa irracional idea, yo (ego) me he unido a otrapersonadeidentidadreservada (alter) con el fin non sancto de unir incestuosamente textos literarios y fotografías en un blog. La idea es que, cuando ego escriba, alter saque una fotografía para ilustrar/aderezar el texto, y viceversa. Ah, y no pensamos decirles quien hizo qué (de puras malas personas que somos, nada más). En fin...para ver el primero de muchos resultados por venir, deben ir a http://dermenschenhass.blogspot.com/. Y comenten, no sean putos, ¿si?

(Gentileza de Petra von Feuer, www.lasillaenojada.blogspot.com)

Conversación real entre Javier y UTC.

This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
que, como la tesis de sergio, toda imagen tiene adherida, antonomásicamente, un sonido
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
que él ve como palabra, yo como sonido
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
como se quiera interpretar
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
no se si era tesis, pero alguna peteada así
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
esta aca sergio, no te va a leer
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
buehdsafghg ya sé
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
todoelfaso
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
pero como sabes entonces cuando la relacion imagen sonido es mejor o peor que otra ?
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
no es ni mejor ni peor
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
es como querer comparar cosas
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
las cosas son
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
oh dejen de ser dogmaticos
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
eso de mejor y peor es de progres
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
dejá de escuchar genesis
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
estamos hablando de la vida real
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
jajaja
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
y genesis con phill collins en bata
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
phil collins es el anticristo
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
sabelo, la tapa del no jacket required es el epítome de la maldad
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
encima canta rarito
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
jajjajajaj
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
rarito como el cantante de Nazgul o rarito como Phill Collins ?
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
como phil collins
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
oh
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
vos cantas rarito ?
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
no
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
yo canto normal
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
mentiiiiira
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
mira
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
comete un caramelito de miel e intenta cantar la traviata en pelotas en colon y gral paz
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
traviata, snif
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
me dieron ganas de comer galletitas
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
jajajjajajaj
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
muen nos nos vamos a dormir enseguida
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
bleh
† † Loli Raven † † Makai Senki Disgaea Lucky Star dice:
chu
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
cha
This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 dice:
xuxa

This evening: Jean Luc plays Beethoven's 'Moonlight' Sonata 14, Op. 27, nº 2 abandonó la conversación.

10.5.07

Supuestos.

Llegó presuponiendo una luna que lo iluminara por debajo, con sus terciopelos líricos de agua áspera, ésa que se ve en un asfalto plegado en la arena, una luz descompuesta por lo vano de la cubierta de un Bentley negro, que frena, se desplaza en hidroplaneo, y comunica su resplandor hacia un portón de madera lustrada.
Viene de otra cuidad. No hay manera de saber cuál, pero queda algo de oscuridad en el reflejo que no produce la pintura opaca.
Habría que postular el advenimiento de una sombra que intercepte la posibilidad de eludir un charco. De esta manera, el conductor abriría la puerta con ánimo de palpar la densidad pluvial, pondría el zapato izquierdo y lustroso en un pavimento que lo deformara, variaría el equilibrio para que el sobretodo se manifieste en su capilaridad, y se aferraría al tapizado de cuero para eyectarse a la decisión de mojarse de una vez.
La puerta se cerrará impulsada por unos guantes de cuero, el cigarrillo prendido de antemano humeará un acontecimiento de fuegos y aguas, y palpitará el oxímoron de que convivan un momento hasta que se quiebre en una fiebre apagada de gotas que hierven en una brasa.
Una gota que hierve, dos gotas que hierven, la tercera cae de una manera indiferente, y la cuarta lo terminó de apagar. No más oxímoron. Agua. Tabaco mojado, seda que se vuelve amarronada, se hace una pasta homogénea que se olvidará de ser un cilindro prefabricado.
Como si esto alcanzara para desfuncionalizarse, el pie derecho se encarga de dividir la pasta en las porosidades que servían de sustento: las porosidades del asfalto, por supuesto.
Hay una angustia que amanece en este momento, una que es voluntaria. Amanece porque quiere su fisiología, porque quiere imponerse la necesidad de reflexionar acerca de la pérdida sangrienta.
Pérdida de la Posibilidad. La pérdida del Ahora que ya es vana anécdota, que ya es literatura, y que se impone como el recuerdo de un humo que ya es asfalto y suciedad: una cosa es poseída por la otra, la suciedad pertenece al asfalto mojado, y nunca más a lo que pretende ser una individualidad que fuma por placer justamente cuando el vicio se hace patente en un síndrome nihilofóbico, en la contemplación de una y sólo una nada a medio fumar.
Empedrar las exigencias de una salud, mirar a los vapores que se manifiestan en el sollozo de una maquinaria, en los suburbios de las luminarias, en las penas elegidas de antemano. Eso es lo que siente en el momento.
Podrá fumar muchas veces, las etiquetas son así, son siempre la misma. Como el fuego de algún escritor, todas las etiquetas la etiqueta.
Número finito de posibilidades.
Uno, dos, cuatro, dieciséis, hasta veinte cigarrillos. Veintidós posibilidades. Que haya de cero a veinte cigarrillos, sumada a la posibilidad de que la etiqueta no haya existido nunca y que estemos siendo demasiado platónicos...
Una etiqueta eterna mientras no se pretenda dejar de fumar. Pulmones no susceptibles al cáncer por escepticismo frente a la realidad material.
No hay nada inexistente que pueda enfermar, salvo la voluntad...
Va aceptando la nueva sensación térmica y la humedad en su respiración, y esto es cierto. Lo dicen sus ojos vacuos que no padecen la diferencia: no hay una mueca que demuestre lo contrario. Es un hecho.
El contraste de la sombra con el haz de luz que refleja algo amorfo pero brillante, como un gato de látex o un noúmeno kantiano. Por ahí anda la cosa. Si no es eso, le pasa cerca.
Quiere levantar los despojos, quiere poseerlos, porque sabe que no se agachará para semejante estupidez. Lo hace en una representación y se ve ridículo... precioso pero ridículo.
Vocifera una frase en ruso, que pareciera ser una cita de Stalin, un poco adversa considerando la temperatura.
Como podría ser previsible, cierra la puerta con vehemencia. En el vidrio no queda ni una gota, se precipita y se revientan contra un tope que les era ajeno en algún momento, vaya a saber uno cuándo.
Empieza el debate aletargado de conformidades, como siempre pasa con la lluvia. Sabe que está sólo. Siempre lo supo. Pero de noche es distinto. No termina de aceptar la compañía de la noche, su densidad puede palparse, sentirse en la saliva que parece de otro. Fumar en el agua es hacer todo, menos fumar.
El cigarrillo se termina porque al cine se le ocurre. Y el tabaco parece distinto.
Para colmo de males, tiene más frío del que debería tener en este escenario.
Está bien que éstas sean sólo palabras, pero hace frío en serio y se está entumeciendo.
Maldice la primera cosa que se le presenta, pasa por delante de uno de los faros, siente el arma que ya se enfrió y permanece en cuanto tal. Desligada de su función, es fría. Cuando gatilla, sigue fría, pero funcionalmente.
Pretende ser un arma de fuego, pero no condice con su temperatura.
Le cuesta empuñarla, le cuesta la Posibilidad presente, le cuesta la ausencia, se lo impide su manera de percibir los movimientos cuando la mano está bajo estas condiciones.
Esto no le importa, y termina apuntando a la ventana que muestra una silueta impersonal.
El arma de que se trata podría importar si no fuera un existenciario, si no fuera sólo una condición de posibilidad para un otro que, al escuchar el disparo, se desvanezca en un correlato de supuestos: el supuesto de que haya una habitación que lo contenga, el supuesto de que la silueta sea de nadie, y el supuesto de que el hedor de la putrefacción no termine por convencerlo de que las sombras no desaparecen en una habitación, a menos que nunca haya existido y los zapatos brillantes no sean más que tu silueta empañada en un vidrio a punto de distraerse en la corrupción de su forma...

Sergio A Iturbe
14/05/07