20.12.10

Servicios domésticos

"... es un impulso del hombre el de bastarse a sí mismo,
y es asunto del sirviente prestar dignidad a un proceso
contrario a la naturaleza". (Mosquitos - William Faulkner)
El día que llegó a su casa -para colmo de males a la hora de siempre- abrió la puerta de entrada y se dirigió a la cocina.
Su marido machacaba vehementemente a la empleada doméstica contra el lustroso mármol de la cocina. Las ollas y los cucharones parloteaban al unísino. Ella gritaba algo en guaraní, algo que parecía un sapucay. La luz que entraba desde la ventana, con un fondo que parecía una cartulina verde pegada en la ventana, concedía a esas piernas groseramente abiertas un brillo ensordecedor que, intermitente, era capaz de generarle una erección a un inglés.
Una de ellas dos, no importa cuál, abrió una cartuchera que parecía preparada desde siempre. Disparó con exactitud sobre ambos testiculos.
La otra, aunque sorprendida, siguió haciendo sin inmutarse.
Mirando o cogiendo, da igual.

1 comentario:

me llaman Flor dijo...

Me da mucha curiosidad que de igual. Da igual...