Se me viene el terror de sentirlo, adentro, en la sangre.
Lo siento: siento terror cuando lo siento y cuando lo veo venir, igual, aunque no esté.
No es que me guste. Simplemente lo sé, se desvanece en acantilados letales a los que también temo.
Yo que pensé que el don del temor no se me había otorgado. Ahí lo tenés: hecho y derecho.
Lo que veo se pone pálido como la merca, como la muerte.
Cómo pasa el tiempo mientras uno se besa. Pasa así.
Estuviste besando a alguien y el tiempo no está. Te agiornás a la hora después. Pasaron seis horas. "En este mundo", pensás.
Qué lindo tenerte y besarte. Está bueno, no podés hablar. Es genial...
Sergio A. Iturbe
18/10/06
1 comentario:
Te puedo asegurar que me siento totalmente identificada con esa sensación. Algo así como que ves venir encima la hora de soltarte de algo o alguien...y detrás de eso solo hay oscuridad.
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