Se alejó con pasos rápidos, y sus ojos adquirieron una vida azul al pasar por un ancho rayo de sol. Dio media vuelta y volvió otra vez.
- Se muere -dijo- si es que no se ha muerto ya.
- Un mercachifle -dijo Stephen- es uno que compra barato y vende caro, judío o gentil, ¿no es verdad?
- Han pecado contra la luz -dijo gravemente el señor Deasy-. Y se les ven las tinieblas en los ojos. Y por eso van errando por la tierra hasta el día de hoy.
(...)
- Los caminos del Creador no son nuestros caminos -dijo el señor Deasy-. Toda la historia se mueve hacia una gran meta, la manifestación de Dios. (ver relación con http://otrasmuertes.blogspot.com/2007/03/propsito-del-suicidio-fragmento-de-los.html)
(...)
El señor Deasy se detuvo, respirando fuerte y tragando el aliento.
- Sólo quería decir -dijo-. Irlanda, dicen, tiene el honor de ser el único país que nunca ha perseguido a los judíos. ¿Lo sabe? No. ¿Y sabe por qué?
Frunció severamente el ceño hacia el aire claro.
- ¿Por qué, señor Deasy? -preguntó Stephen, empezando a sonreir.
-Porque nunca los dejó entrar -dijo el señor Deasy, solemnemente.
Una bola de tos de risa saltó de su garganta, llevando detrás a rastras una traqueteante cadena de flemas. Se volvió deprisa, tosiendo, riendo, agitando en el aire los brazos elevados.
- Nunca los dejó entrar -volvió a gritar a través de su risa, mientras sus pies con botines pateaban la gravilla del sendero-. Por eso.
Sobre sus sabios hombros, a través del ajedrezado de hojas, el sol lanzaba lentejuelas, monedas danzantes.
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